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La Ronda de Los Llanos

LA FORMACIÓN DE LA RONDA

Normalmente en este punto se suele hacer una pequeña introducción en la que se habla de las rondas y grupos similares, su origen, sus características, y se hacen unos apuntes sobre aspectos de la música tradicional, etnomusicología, etc.

Hemos ido aprendiendo con los años que al realizar estas apreciaciones, casi siempre, acabamos generalizando en exceso, soliendo ser un tanto subjetivos; algo que no es de extrañar cuando estos comentarios los realizamos los propios implicados en esos contenidos.

Por eso creemos que lo adecuado es dejar en manos de profesionales el estudio y exposición de esta parte teórica y contar en estas líneas algunas de las experiencias que nos han ido definiendo, cual es el contexto en el que nos movemos, las circunstancias que nos impulsaron a aficionarnos a estas músicas y bailes y sobretodo nuestros planteamientos y cuestionamientos.

El grupo en Diciembre de 1998.

Inicios

La Ronda se forma en Octubre de 1.998 por un grupo de jóvenes que habíamos participado en otro tipo de formaciones como grupos de folklore o de música folk. Es en esa época cuando empezamos a interesarnos por la música y el baile que hacían grupos como cuadrillas, panda de verdiales, etc. y por los festivales o encuentros en los que participaban.

A lo largo de los años se han ido incorporando nuevos miembros, atraídos por el ambiente, los amigos, los amores… y por supuesto por la música y el baile, juntando así un grupo heterogéneo de gente que, aunque con diferentes y variados gustos musicales, coincidimos en el gusto por la música tradicional y la fiesta.

La convivencia e interés por las cuadrillas, rondas y personas que hacían (y hacen) de la música tradicional una forma de expresión, sin encasillamientos, sin complicadas coreografías y que encuentran en ella una seña de identidad, hizo que entendiéramos que aquella era la forma de interpretar la música que queríamos para nosotros y decidimos formar nuestra propia agrupación.

Quisimos formar una ronda, que es la nomenclatura que en nuestra zona geográfica equivale a las formaciones activas que sentíamos en ese momento más cercanas en cuanto al fondo y la forma, como son las cuadrillas del sur de la provincia de Albacete y la Región de Murcia, entre las que podríamos nombrar muchas, pero siempre nos gusta destacar la de Nerpio (Albacete) y la de El Calar, Sabinar y Campo de San Juan (Murcia) por lo que nos aportaron en esos primeros momentos, tanto en lo musical como en lo humano.

Desde el principio fueron muchas las preguntas y dudas, en cuanto al fondo y la forma, que nos asaltaron a la hora de afrontar la actividad de la ronda; son cuestiones que atañen a la función, la filosofía, los códigos, la técnica, el desarrollo y actualización, etc., de estas músicas y bailes, que todavía hoy siguen debatiéndose en intentando mejorar.

En FolkSegovia en Julio de 2000.

La duda

En primer lugar, y principalmente, nos abordaba la duda de si de algún modo estábamos invadiendo un terreno que no era el nuestro; nos preguntábamos si tal vez eso de “tradicional” nos quedaba grande; si esa nomenclatura o “naturaleza” estaba reservada única y exclusivamente para aquellos grupos que han recibido, transmitido o conservado esas músicas y bailes de forma generacional, heredada a lo largo de los años. Una forma de transmisión y aprendizaje difícil de delimitar o definir de manera consensuada por todos.

En Velez Rubio en Diciembre de 2008.

En nuestros inicios y sobretodo hoy en día, observamos que la mayoría de compañeros de otros grupos, incluso muchos de los que viven en un ambiente rural, teóricamente más propicio para conservar en mayor medida esta música, se encuentran en una posición similar a la nuestra y entienden, igual que nosotros, que posiblemente la forma de aprendizaje y el origen de los músicos y bailadores, en este momento, es irrelevante: hay diferentes caminos por los que uno aprende a tocar, cantar o bailar, pero al final lo que importa es como se siente, como se interpreta y sobretodo como se disfruta. Para nosotros esta música tiene el mismo sentido lúdico que tiene o ha tenido para los que la hacen desde siempre y si somos válidos para realizarla, la respetamos y respetamos sus códigos, nos sentimos legitimados. Otra cuestión diferente es lo referente a cúales son los repertorios, ritos, estructuras organizativas, formalidades, contenidos y su tratamiento, territorialidad, etc., que dependen de cada caso y contexto. Somos conscientes de que lo ideal es que en aquellos sitios donde todavía se conserva esta música, o se pueda revitalizar, siga habiendo una continuación, ya sea de forma generacional, recuperación por músicos del mismo pueblo, etc., pero si esto no existe… habrá que buscarle una salida a esta vocación ¿no?.

En definitiva, se podría decir que lo que tiene que ser tradicional es la música y el baile, no nosotros… aunque algunos vamos teniendo nuestros añitos…

Sobretodo, intentamos ser consecuentes con nuestro entorno y con los tiempos y circunstancias que vivimos, pero sin perder el norte de qué es lo que hacemos y por qué lo hacemos, dando un gran valor a la singularidad y heterogeneidad de cada uno de los lugares o zonas de influencia cultural, con sus músicos, agrupaciones y estilos.

Lo que nos gusta de estas músicas y bailes, aparte de ellos mismos, es el ambiente, los amigos, el compartir, conocer nueva gente y otros lugares... Por eso no va con nosotros esas actitudes de tomarse todo esto como si fuera una competición o como si pretendiéramos salir en los libros de historia. Para nosotros son más importantes esos momentos especiales, compartidos con el vínculo de la música tradicional, que acumular decenas de actuaciones.

LAS PIEZAS E INSTRUMENTOS

Las piezas:

Cuando formamos la ronda, creímos que lo conveniente era tocar piezas inéditas, de nuestra tierra, con las que nos sintiésemos identificados al tiempo que contribuyéramos a su conservación.

Pascual Cebrián “El Blanco”.

Este planteamiento estaba recíprocamente condicionado por la cuestión territorial; dicho de otro modo: ¿cual era nuestro territorio?. ¿Debíamos regirnos por límites geográficos, topográficos, comarcas naturales, …?. Tuvimos la suerte de conocer en Motilleja (Albacete) la existencia de unas piezas que, Pascual Cebrián “El Blanco” y vecinos y familiares de Jesús Tejas, miembro del grupo en aquel momento y también vecino de esta localidad, nos enseñarían posteriormente, disipándose así alguna de las dudas referentes al territorio y al repertorio ya que decidimos que, aunque la mayoría éramos de Albacete capital, aquellas piezas serían la base nuestro repertorio y al tiempo contribuiríamos a que no se perdieran.

Pascual Cebrián “El Blanco” vivió su juventud en la aldea de El Rincón, a orillas del Júcar, muy cerca de Motilleja y formó parte de agrupaciones como la Banda de Modesto (ver “Conoce las Rondas”). Su oficio durante años fue el de barbero, y según cuentan, a mitad de un corte de pelo o de un afeitado, se dejaba al cliente a medias y le echaba alguna pieza. Tenía la cadencia en el toque de laúd de los músicos manchegos, además de demostrar, a sus ochenta y tantos años (en la época en que lo visitamos por primera vez), que no había perdido la agilidad en los dedos… ni las dotes de mando. Gracias por todo Pascual. D.E.P.

Pero nuestra forma de entender esta música y nuestras propias circunstancias hacen que no consideremos que nuestro “repertorio” sea algo cerrado, inmodificable. Al contrario, durante estos años se han ido incorporando reinterpretaciones de piezas recogidas o aprendidas en otros ámbitos como grabaciones o recopilaciones o se han ido adaptando melodías y ritmos que hemos ido aprendiendo con los años e incorporándolas a nuestras piezas. Nuestras piezas habituales son:

-Malagueña en Mi
-Malagueña en La o “con estribillo”
-Malagueña “de Paco Topo” (interpretación de una pieza manchega recogida en la Magna Antología del Folklore Español de M. García Matos)
-Fandanguillo Manchego
-Manchegas en La
-Manchegas “de la Mariola”
-Manchegas “del Agus” (interpretación de otra pieza recogida en la Magna de García Matos)
-Jota (aunque me ves)
-Torrás.
-Mazurca
-Mayo
-Aguilando

La palabra “repertorio” aparece en ocasiones entrecomillada porque en la práctica ni son todas las que están, ni están todas…. Y es que rara es la vez que no tocamos piezas que hemos aprendido junto a amigos de muy diferentes lugares, haciéndolo siempre con todo el cariño y respeto. Al mismo tiempo también es verdad que algunas de las piezas citadas se tocan muy de vez en cuando.

Albacete está en llano, Chinchilla en cuesta…

Desde que participamos de todo este mundo folklórico, tenemos las sensación de que Albacete, y gran parte de La Mancha han sido olvidadas en los grandes estudios de folklore. Muy pocas cosas han sido recogidas de nuestra zona en los grandes estudios folklóricos, exceptuando los valiosos estudios y recopilaciones de Manuel Luna o los cancioneros de Pedro Echeverría y Carmen Ibañez respectivamente.

Tenemos la sensación de que la música albaceteña se ha visto tanto desde fuera como desde dentro, por una mayoría, como algo obsoleto y fuera de lugar, como algo “ñoño” y poco atrayente.

Queremos contribuir a que esto deje de ser así. Nuestra música puede ser tan atractiva como las demás, lo que ocurre es que nadie, ni siquiera nosotros, nos lo habíamos creído nunca.

Las nuevas generaciones.

Por eso, aparte de darle marcha y jaleo a nuestras piezas, hemos rescatado estribillos, letras, melodías, etc. de piezas y canciones “de toda la vida” para incluirlas en las nuestras. Las hemos adaptado a nuestro estilo o les hemos dado un aire nuevo, sacándolas un poco del contexto en el que eran conocidas.

El ejemplo más claro de esto es el estribillo que utilizamos en la jota que dice:

“Aunque me ves, que me ves
que me ves que me caigo
es una chispa de vino
morena, que traigo”.

Era un estribillo utilizado en una pieza muy conocida y que en ocasiones se cantaba casi a modo de chascarrillo o mofa al referirse a nuestra música y que hemos incorporado, con orgullo y cariño, a nuestra jota, convirtiéndose en una de nuestras seña de identidad. Otra de las cosas que hemos hecho, es dar más alegría a piezas que hemos conocido de siempre, como las manchegas habiendo comprobado, tanto por testimonio como por grabaciones antiguas y ejemplos del presente, que éstas se interpretaban con un ritmo mucho más alegre, y en algunos casos, frenético.

Los instrumentos:

Nuestra ronda hace música de cuerda, por lo que todos los instrumentos pertenecen a esta familia, acompañados de los de percusión, utilizando cada músico el que mejor se adapta a sus gustos y habilidades. Hemos intentado por supuesto que haya cierta variedad y nos hemos adaptado de alguna manera a la instrumentación y orquestación utilizada en nuestra zona, intentando recuperar en algunos casos instrumentos que por moda u otra razón hayan quedado en desuso, como es el caso de la octavilla y los requintos o guitarros, instrumentos que creemos que por su valor y sonoridad merecen ser “recuperados”.

INSTRUMENTOS DE CUERDA

- Guitarras, bandurria y laúd. Estos son los instrumentos más populares y que todo el mundo conoce.

- Octavilla. Durante un tiempo utilizamos este instrumento perteneciente a los instrumentos de plectro y su aspecto es parecido al del guitarro (como una guitarra de menor tamaño). Tiene 6 órdenes dobles al igual que la bandurria y comparte el mismo cordaje, aunque la afinación es diferente. Posiblemente estos aspectos del cordaje y la afinación eran distintos en otra época, ya que los materiales utilizados en la fabricación de las cuerdas eran otros. No se fabrican cuerdas específicas para él y por tanto hemos tenido que adaptarnos a los materiales actuales.

-Guitarro. Utilizamos dos tipos de guitarro: los de mástil o regla larga y corta. Ambos pertenecen a la extensa familia de guitarros que se utilizan en toda la península. Los nuestros tienen 5 órdenes sencillos con cuerdas de nylon y son característicos de la zona de La Mancha.

-Requinto. Este instrumento es reproducción de uno encontrado en La Yunquera – Lezuza (Albacete) cuya etiqueta indicaba que había sido fabricado por Salvador Ibáñez e hijos, de Valencia. Es un instrumento de tamaño intermedio entre la guitarra y el guitarro y no está tan extendido como estos últimos. Hemos tenido referencia de algunos similares que se han conservado en La Roda (Albacete), en la zona de Nerpio (Albacete) y algunas zonas de Murcia.

-Violín. En la zona manchega es muy extraño encontrar referencias de agrupaciones que utilizaran el violín por ser un instrumento que se incorpora muy recientemente a la música popular. Sin embargo, en Motilleja, donde aprendimos las piezas, y en Nava de Arriba (Albacete), en la persona de Arsenio Moreno, encontramos referencias del uso del violín. Además, de mano del propio Arsenio fue como nuestro Paco dio sus primeras notas de violín. Hay que mencionar que casi todos los instrumentos de cuerda, a excepción del violín, están fabricados por Tomás Leal, luthier de Casasimarro (Cuenca).

Bailando en la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda. 2008

INSTRUMENTOS DE PERCUSIÓN:

-Panderos y panderetas. Utilizamos panderetas de tamaño normal y panderos de mayores dimensiones (30-35-40 cm de diámetro). Están fabricados con piel de oveja o de cabra y las sonajas son de hojalata, tal y como se han utilizado siempre, lo que les da un sonido muy característico.

-Platillos. Son dos crótalos metálicos que se chocan el uno contra el otro siguiendo el ritmo. Los hay de diferentes materiales y aleaciones (latón, hierro, bronce, etc.).

-Castañuelas. Utilizamos las comunes de granadillo, del tamaño de la palma de la mano del músico, aunque es probable que en otras épocas se utilizaran otras de menor tamaño.

-En Navidad también utilizamos la zambomba y la botella de anís (vacía…), además de otros instrumentos de percusión elaborados artesanalmente (sonajas, tejoletas, etc.).

LOS MÚSICOS Y BAILADORES

La Ronda de Los Llanos está formada por músicos y bailadores que hemos aprendido “de oído” y de “de vista” respectivamente, pero esto no nos resta creatividad o virtuosismo (ejem…) y unido esto a las diferentes formas de entender la música hace que se puedan apreciar en nuestras melodías y ritmos influencias muy diferentes.

Chicas de la Ronda en Candeleda. Agosto de 2008.

Los músicos

En nuestra ronda existen básicamente dos maneras de entender la música, que unidas dan como resultado el sonido de La Ronda de Los Llanos:

Por una parte están quienes creen que cuando uno aprende cierta melodía, cierta forma de ejecutar la pieza, debe interpretarla tal y como la ha aprendido, ya que la impronta del propio músico, hace que esa melodía o esa pieza cambie. Cada músico tiene su propia forma de ejecutar la música, su propio estilo, y aunque realice la misma melodía, ésta irá evolucionando o tendrá los matices que el propio músico le imprima casi inconscientemente. De esta manera se pretende que no se pierdan melodías y piezas y que al mismo tiempo evolucionen de una forma natural.

Por otro lado están los que directamente, sin miedo a infringir ninguna “ley”, adaptan, reinterpretan o introducen sus propios arreglos en las melodías o piezas. La música tradicional es libre y “propiedad” de quien la ejecuta; por tanto, cada uno es dueño de tratarla con el criterio que crea más correcto, aunque eso sí, existe una especie de código ético no escrito para no “salirse del tiesto”. Creemos que ciertas maneras de interpretar esta música podrían salirse de la definición de “tradicional” y de momento no es nuestra intención apartarnos de este ámbito. De alguna manera los dos caminos llevan al mismo sitio y así lo reflejamos. La única diferencia es la idea que tiene cada uno de cómo “debe” evolucionar la música.

Casi todos juntos en la Feria de Albacete. Septiembre de 2008.

Los bailadores

Al igual que en la música, el baile es totalmente libre, y las mudanzas y pasos se van improvisando o eligiendo sobre la marcha. Siempre ha sido costumbre que la mujer sea la que “mande” en el baile, siendo la que propone el paso a hacer y el hombre era el que tenía que seguirla. Por lo general se sigue haciendo así, pero en los últimos tiempos empiezan a haber indicios de que esto está cambiando, al igual que nuestra sociedad.

También el aprendizaje de los bailadores, y la forma de entender el baile coinciden con los criterios musicales. Muchos son los pasos y mudanzas que vamos aprendiendo en distintos lugares, incluso reinventando algunos de ellos, y tambien son muchos los que se han rescatado de bailes de “toda la vida”. Todos ellos se aplican en el baile mostrando cada bailador un estilo bastante diferenciado.

Finalmente

Creemos firmemente que esta música es válida en nuestros días, que tiene su lugar. La modernidad y el desarrollo no deben estar reñidos con la conservación de hábitos que todavía pueden ser útiles, máxime si son para la fiesta y la diversión. Por eso nuestra intención fue ir al punto donde esta música y su manera de entenderla se dejaron de practicar, para traerlas al momento y contextos actuales, siendo continuadores y dándoles un nuevo sentido y/o forma de evolución, si ha de tenerlos, pero siempre de forma natural y coherente con nuestro momento.

Si han de evolucionar de manera lenta o rápida, si se adaptan de una manera u otra a los tiempos, creemos que debe ser por la propia naturaleza y circunstancias de las gentes que la llevan a cabo.

A veces se tiene una imagen un tanto bucólica de lo que debería ser esta música y su contexto, pero lo cierto es que vivimos en el siglo XXI y que todas las circunstancias y motivaciones han cambiado. Por ello pensamos que los músicos, las agrupaciones y ritos deben adaptarse a su entorno y contexto en la medida en que deban o puedan hacerlo y, si se han de cambiar los ámbitos en los que desarrollar esta música, que se cambien para que esta tenga su lugar. El más claro ejemplo son los encuentros, fiestas, festivales, etc. donde se reúnen estas agrupaciones para ofrecer su música al público. Con estos eventos las rondas, cuadrillas, etc., tienen su lugar y una motivación para seguir adelante, ya sea como forma de expresión cultural, artística o simplemente lúdica.


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